Hace cinco años, dos niñas de once años, Ana y Lucía, desaparecieron en Monteperdido, un pueblo del Pirineo. Tras una extensa búsqueda, el caso nunca se resolvió y los vecinos quedaron marcados por la tragedia. Ahora, una de las niñas, Ana, ha regresado. Las autoridades se volcarán con el caso para encontrar a Lucía, pero los habitantes de Monteperdido, incluso las familias de las niñas atrapadas en sus secretos y mentiras, no se lo pondrán nada fácil a los investigadores. Algo tienen claro: el monstruo está entre ellos y los agentes iniciarán una caza que pondrá en peligro sus propias vidas.
Ayer mismo, TVE 1 daba la bienvenida a una de sus grandes apuestas de la temporada. La caza. Monteperdido se presentaba como un thriller cargado de suspense y llamado a darnos grandes alegrías a todos los seriéfilos, pero lo cierto es que la apuesta nos dejaba fríos. Pese a su loable esfuerzo por construir una atmósfera interesante, lo cierto es que el debut de la serie pronto nos arrastraba a caminos muchas veces recorridos. Poca novedad argumental y, sin ser un desastre, cierta carencia de pegada a la hora de atraparnos.
La adaptación de la novela de Agustín Martínez funciona hasta cierto punto. El problema es que empezamos a estar demasiado acostumbrados a este tipo de historias. Nos las sabemos todas. Así, La caza. Monteperdido tendrá que poner mucho de su parte para convencernos de que merece la pena volver a enfrentarnos a una historia de desapariciones.