Todavía nos cuesta no considerarlo como una de las grandes estrellas del cine. Cuando en el año 1982, el aclamado Nick Nolte aparecía acompañado en la gran pantalla por un tal Eddie Murphy, poco podíamos imaginar que aquel jovencito de 21 años iba a convertirse en el rey de la comedia de las dos décadas siguientes. Límite: 48 horas marcaba el nacimiento de nuestro Superdetective en Hollywood, o de El Chico de Oro. Años de vino y rosas que iban perdiendo fuerza a medida que avanzaban los 90.
El profesor chiflado o Dr. Dolittle se quedaban lejos del éxito esperado. Llegábamos al cambio de milenio y sólo sus trabajos como doblador en Mulan o Shrek iban salvando una carrera que caminaba, sin que nadie lo sospechase, hacia el desastre más absoluto.
En el año 2002 la carrera de Eddie Murphy no atravesaba su mejor momento. El hombre que durante los anteriores veinte años había seducido a propios y extraños con su gigantesca sonrisa veía como su estrella comenzaba a apagarse. Así las cosas, el actor decidió embarcarse en un proyecto de infinito presupuesto llamado Pluto Nash, un híbrido a medio camino entre comedia, acción y ciencia ficción. De lo peor que ha facturado Hollywood en toda su historia. Mala, aburrida y ridícula, el descalabro económico alcanzó la cifra de 150 millones de dólares y acabó con el otrora “rey de la comedia”.
El bagaje por el desierto de Eddie Murphy comenzaba, pero durante un instante todo pareció tomar de nuevo el camino del éxito. Dreamgirls llegaba a las pantallas en el año 206 y suponía la primera nominación al Oscar para un actor al que ya se había enterrado. El actor venía de hacerse con la mayor parte de los premios a actor de reparto de la temporada, incluídos el Globo de Oro y el galardón del Sindicato de Actores. Así llegaba a la gala de los Oscar un Eddie Murphy que se la jugaba todo a una moneda. Para sorpresa general, Alan Arkin se alzaba con el premio gracias a Pequeña Miss Sunshine. La resurrección de Eddie Murphy se quedaba a medias y la simpatía del público se esfumaba por completo al ver al tipo de la eterna sonrisa reaccionar furibundo tras perder el Oscar. Después del aplauso de rigor para quedar bien, el actor se levantaba y se iba de la gala. Un momento que suponía el final de una estrella que no ha sido capaz de volver a recuperarse.