Es uno de los directores más grandes de las últimas décadas. David Fincher es uno de esos tipos que no dejan nunca de sorprendernos. El responsable de joyas como Seven, El Club de la Lucha o Perdida suele lucir un estilo tan impecable, como reconocible. Un estilo de hacer cine en el que las sutilezas del director resultan pieza clave de cara a un resultado final glorioso. Una labor nada sencilla para la gente que trabaja con él.
Efectivamente, cuando quieres marcarte una obra maestra, nada puede quedar al azar. David Fincher es meticuloso a niveles inimaginables, lo que descubrieron los miembros del equipo de Mindhunter. La enorme serie no tiene una sola pega. No es de extrañar teniendo en cuenta que, tal y como confesaba el propio Fincher en un evento de Netflix, llegó a rodar una escena de 9 minutos hasta 75 veces.
¿Qué es lo mejor de todo? Pues que no era una cuestión de que la cosa estuviese mal, sino que David Fincher tenía claros los detalles y las sutilezas que tenían que mejorarlo todo poco a poco. Un agotamiento para todos que, sin embargo, mereció la pena.