Estaba llamada a marcar una época dentro del cine, pero algo se torció. Hace algo más de diez años, el suyo era uno de los rostros más reconocibles de la gran pantalla. Liv Tyler tenía un dulce y singular talento que había catapultado su carrera poco tiempo. La jovencita que nos volvía locos en el prometedor debut de James Mangold bajo el título de Heavy o la que arrebataba los corazones al público de Belleza Robada (Bernardo Bertolucci) dejaba bien claro que el futuro estaba en sus manos. Al menos, el futuro más inmediato.
La cosa no podría transcurrir mejor. La hija de Steven Tyler, el vocalista de Aerosmith, volvía a acaparar elogios gracias al éxito de Tom Hanks y The Wonders. Ese resultaba el paso decisivo para saltar al mundo de las superproducciones. Como hija de Bruce Willis y novia de Ben Affleck, la chica de Armageddon volvía a mezclar sensualidad y talento. Lo mismo ocurría de la mano de Robert Altman y Cookie´s Fortune en el camino hacia la Tierra Media.
La trilogía de El Señor de los Anillos resultaba uno de los mayores éxitos de la historia del cine y, como no, allí estaba Liv Tyler. Su papel de Arwen resultaba el pilar femenino de una producción copada por actores varones. Parecía que tenía el mundo en sus manos. Corría el año 2004 y acababa de estrenar la agradable Jersey Girl. Nadie podía imaginarse que la gran estrella iba a desaparecer del panorama. Los Extraños, El increíble Hulk y Un amigo para Frank. Sus apariciones se volvían más esporádicas cada vez y en cintas menores. Así hasta que su nombre terminó casi desapareciendo.
Ahora vuelve a lo más alto. A sus 42 años, Liv Tyler es una de las grandes protagonistas de Ad Astra, la cinta de ciencia-ficción liderada por Brad Pitt. La intérprete vuelve a la primera plana con un papel sensacional y que bien podría ser el primer paso de una de esas resurrecciones cinematográficas que tanto gustan en Hollywood. Veremos.