No sabemos ya ni cuantas veces le hemos visto remodelar su rostro, pero esta vez parece que se le ha ido la mano como nunca. “Sex symbol” de los 80 y principios de los 90, la vida de Mickey es una triste historia. Al ver como su trayectoria como actor empezaba a decaer, “el bello” Mickey Rourke iniciaría una carrera como boxeador que solo le serviría para desfigurar su rostro a base de golpes. Tratando de recuperar su aspecto operación tras operación, la imagen de Rourke se deterioraría hasta mostrar el aspecto con el que nos familiarizábamos estos últimos años.
Algo había en la mirada del nuevo Mickey Rourke. Una especie de nostalgia o tristeza hacía que el actor llegase a nuestros corazones con una ternura especial. De hecho, esa mirada estaba a punto de valerle el Oscar por El Luchador. Poco del apuesto tipo, pero el talento seguía en el mismo lugar de siempre. Había vuelto la estrella. En cualquier caso, quedaban algunos elementos y rasgos del Mickey Rourke de siempre. El problema es que el actor seguía sin estar satisfecho con su aspecto.
Tras varios años adaptándonos al nuevo rostro del actor, resulta que ahora luce absolutamente diferente, pero la mejora ha sido nula. El Mickey Rourke 5.0 ha vuelto a empeorar a su anterior versión.