A veces ocurren maravillas sin que las veamos venir. Cada semana llegan al catálogo de Netflix infinidad de productos rodeados de una campaña promocional descomunal. Al mismo tiempo, otras producciones más pequeñas aterrizan en la plataforma de streaming sin hacer ruido pese a ser joyas de tal calibre como El sabor de las margaritas.
Una fría noche de 2010, unos días antes de la llegada del Papa Benedito XVI a Santiago de Compostela, Marta Labrada desaparece en extrañas circunstancias en una gasolinera de Murias, un pequeño pueblo de Galicia. El miedo a que el caso salte a los medios de comunicación obliga a intervenir a la Guardia Civil, enviando a la inspectora Rosa Vargas, que tiene que actuar pronto.
Con seis capítulos de más de una hora de duración, esa auténtica joya titulada El sabor de las Margaritas nos ha volado la cabeza. Su aparente sencillez contrasta con una historia absorbente y con un diseño de personajes que quita el sentido. El dios de las pequeñas cosas vuelve a actuar en este thriller policiaco en el que Nerea Barros, Toni Salgado, Maria Mera y Ricardo de Barreiro se llevan todo por delante. Netflix ha tenido la habilidad de hacerse para su catálogo con esta maravilla gallega. Da gusto encontrarse con series así.
Os habrá encandilado pero es pésima