Decía Antonio Machado que “de diez cabezas, nueve embisten y una piensa”. Uno de los más ilustres de las letras españolas sabía bien de lo que hablaba. Y es que esa tendencia tan del ser humano se agudiza cuando entran en juego cuestiones políticas.
Mientras dure la guerra es, como sabemos de sobra, la enésima gran película en la carrera de Alejandro Amenábar. El director decidía lanzarse con un retrato de los primeros días de la Guerra Civil Española, caminando en compañía de ese maestro llamado Miguel de Unamuno. ¿El resultado? Pues una de las películas más lúcidas jamás filmadas respecto al tema.
Caminamos inexorablemente hasta el centenario del comienzo de la Guerra Civil, pero todavía hay mucho imbécil suelto. Vale que en el 36 era España un país ignorante, pero ahora no hay excusa. Mientras dure la guerra se toma ciertas licencias, pero lo cierto es que ofrece una visión particularmente interesante de todo. Tachada de equidistante por unos (un error no mostrar a franquistas tomando para cenar huérfanos) y de alegato comunista por otros (un error no mostrar como glorioso salvador de la patria a Franco), lo que está claro es que los prejuicios marcan a demasiada gente. Lamentable.
El último episodio bochornoso se vivía con la irrupción de varios miembros del grupo de ultraderecha España 2000 en una proyección de la película en los Cines Lys de Valencia. Los individuos en cuestión salían al frente de la sala. Gritaban sus cosas de imbéciles y mostraban una bandera española en la que ponía “únete a la resistencia”. Los pobrecillos…