Increíble que les haya salido algo tan malo. Vale que hay veces que un proyecto no está a la altura de las expectativas, pero cuando las cosas salen como lo que hemos visto en Wounds, todo se hace realmente difícil de justificar.
Una serie de sucesos misteriosos y perturbadores comienzan a suceder cuando un camarero de Nueva Orleans contesta a la llamada de un teléfono olvidado en un bar. Comienza así la historia de Wounds, un thriller piscológico cargado de terror que debía convertirse en el nuevo fenómeno de género de la compañía, pero que difícilmente puede ser peor.
Con Babak Anvari a los mandos, la cosa prometía. Bajo la sombra, su anterior película, es una de las mayores joyas del terror moderno. Desgraciadamente en Wounds no se salva nada. A base de tirar de ridículos efectismos, la cinta trata de mantener el interés del espectador, lo que no consigue ni remotamente. Da igual que la música deje de sonar, porque la tensión no aparece ni por error. Para colmo, se desperdicia un reparto comandado por Armie Hammer, Dakota Johnson y Zazie Beetz. Con semejantes herramientas no deja de sorprender semejante patinazo. Terror del todo a cien.