Este tipo es un fenómeno. Desde hace años, Nicolas Cage ha abandonado su estatus de gran estrella del cine para convertirse en icono de la Serie B o, mejor dicho, del cine cutre. Las deudas y un tren de vida salvaje llevaban al intérprete a reconducir su carrera hacia caminos complicados. Hace incontables películas y, salvo alguna joyita esporádica, la mayoría son infames. Eso sí, pocas han logrado el reto de ser tan malas como A Score to Settle.
Un antiguo sicario de la mafia (Nicolas Cage) busca vengarse de los capos que provocaron su injusto encarcelamiento 22 años atrás. Lo único que le hace replantearse ejecutar sus violentos planes es la nueva relación que mantiene con su querido hijo.
Así se presenta una película masacrada sin miramiento. Junto a toro actor caído en desgracia como Benjamin Bratt, el bueno de Nicolas Cage ha conseguido poner de acuerdo a todos los que han tenido la oportunidad de ver A Score to Settle: Es difícil hacer algo peor. Venganza, acción torpe y aires de infamia en un filme que ya se ha catalogado como lo peor de entre lo peor en la carrera del actor. No es poco decir…