Es difícil hablar de otra cosa. Desde que descubrimos el espectáculo que se habían sacado de la manga Sam Mendes y Richard Deakins, los que creíamos haber visto todo ya en la gran pantalla nos tragábamos nuestras palabras. Y es que pocas experiencias cinematográficas de semejante calibre nos habíamos encontrado.
Es para sentarse y paladear. El falso plano secuencia sobre el que se articula el filme provoca que no dejemos de preguntarnos cómo es posible semejante alarde. Y es que, pese a tener varios cortes encubiertos, lo cierto es que 1917 nos ofrece planos de diez minutos, lo que no es tema menor teniendo en cuenta el calibre de la historia. Así, la misión suicida y desesperada de los soldados Schofield (George MacKay) y Blake (Dean-Charles Champman) se rodó de esta forma tan espectacular. Atentos.