Lo de la plataforma de streaming y los premios parece un pulso que va a durar eternamente. Muchos son los que, desde dentro de la industria, consideran que Netflix es una amenaza constante y que altera las reglas del juego, por lo que cada gala de los Oscar se convierte en un auténtico sinsabor para la compañía. Da igual el calibre de las cintas que tenga entre manos, porque el premio a la Mejor Película parecen tenerlo vetado.
El pasado año fueron 60 millones invertidos en campaña de sus películas de cara a hacerse con el máximo galardón. De hecho, Roma era la mejor cinta del pasado curso, pero se le negó el Oscar a la Mejor Película. Este año tenían, de nuevo, la mejor cinta del curso con El Irlandés. Además, Historia de un Matrimonio era una joya inapelable. Para ello invertían 100 millones en campaña. Diez y seis nominaciones respectivamente hacían pensar que este sería su año. ¿El resultado? Un solo premio gracias a Laura Dern y su galardón a la Mejor Actriz Secundaria por Historia de un Matrimonio.
Para maquillar un poco la cosa, Netflix y su American Factory se llevaban también el premio al Mejor Documental. Insuficiente e injusto botín final para una plataforma que también veía como la excelsa Klaus se quedaba sin premio.