Rick Grimes (Andrew Lincoln), el ayudante del sheriff de una pequeña localidad de Georgia, se despierta de un coma en un hospital tras haber sufrido un tiroteo en la carretera. Enseguida se da cuenta de que algo extraordinario está pasando. El tiempo parece haberse detenido y, a su alrededor, sólo encuentra muerte, sangre y soledad. Por alguna extraña razón, la mayor parte de los hombres se han convertido en zombis. En medio de esta especie de apocalipsis, un grupo de supervivientes, liderados por Grimes, atraviesa los Estados Unidos tratando de ponerse a salvo. ¿Os acordáis?
Efectivamente, era el año 2010 y The Walking Dead entraba en nuestras vidas con un episodio piloto espectacular, con el sello de Frank Darbont. Era el inicio de una serie espectacular que, por aquellos primeros tiempos, nos ofrecía la que sigue siendo hoy su imagen más icónica: La entrada en Atlanta a caballo por la autopista. Destrucción y desolación con Rick Grimes llegando a la ciudad en un plano tomado desde el puente Jackson St. Bridge. Inolvidable momento que poco podíamos imaginar que fuese a hacerse realidad.
La pandemia mundial de coronavirus ha tenido la culpa. Con la gente confinada, el plano se ha podido hacer realidad (con ciertos matices). Ni un solo vehículo entrando o saliendo de una ciudad “fantasma”. Flipante.