La cosa no funcionaba como se debía. Antena 3 arrancaba el año con una apuesta televisiva realmente ambiciosa. Perdida tenía auténtica pintaza. De hecho, el thriller no era ningún desastre. Efectivo y con una trama moderadamente interesante, la serie ponía sobre la mesa una propuesta que quedaba lejos de ser una maravilla, pero que funcionaba. Desgraciadamente, el público pensaba lo mismo y la ficción iba cayendo en audiencia.
Ahora, unos cuantos meses después, la serie se ha plantado en el catálogo de Netflix. La intención de Perdida no es otra que la de repetir el éxito de series como La casa de papel o el caso más reciente de Toy Boy, una serie bastante pobre que funcionaba de forma sensacional en Netflix.
¿De qué va Perdida? Bogotá, Colombia. Antonio, un hombre español, traga bolas de cocaína en una habitación de hotel. Parece estar nervioso. Al terminar, se dirige al aeropuerto, callado, reservado. Allí es detenido. 13 años antes. Valencia, España. Antonio se dispone a comer en un chiringuito de playa junto a su mujer Inma y su familia. Su hija Soledad, de cinco años, juega en la arena. La madre avisa a la niña, pero la pequeña no responde… Todos acuden a buscarla, no hay ni rastro. Es como si se la hubiera tragado el mar… Perdida narra en una doble línea temporal el viaje de unos padres que harán lo indecible para descubrir lo que ha pasado con su hija.