Hay proyectos que, por alguna razón, no son capaces de conectar con el gran público. Series sensacionales que terminan su andadura a los pocos capítulos, a pesar de ser tan sumamente buenas como Run.
Ruby Richardson (Merritt Wever) vive una vida monótona hasta que un día recibe un mensaje de texto de Bill Johnson (Domhnall Gleeson), su ex novio de la adolescencia, en el que la invita a cumplir el pacto que hicieron entonces: abandonarlo todo y escapar juntos.
Así se presentaban los 7 episodios de Run, una ficción con aires de comedia romántica, pero con altas dosis de amargura. Una aventura entre dos personajes que, a media que avanza el metraje, van atrapándonos en lo perfecto de sus imperfecciones. Para colmo, el sello de la producción de Phoebe Waller-Bridge (Fleabag) terminaba de darle un plus excepcional a Run.
Desgraciadamente, no todo el mundo ha conseguido entrar en ese diminuto universo creado por la serie. La HBO ha decidido cancelar Run tras una única temporada. Así las cosas, toca despedirnos de una de las más audaces joyas televisivas de los últimos tiempos.