Llevábamos unos cuantos meses esperando su aterrizaje, pero a todos se nos ha quedado cara de tontos. Efectivamente, Maldita estaba llamada a arrasar en Netflix. La compañía de streaming había apostado fuerte por una fantasía medieval de lo más ambiciosa, llamada a petarlo en millones de hogares. Sin embargo, mucha sorpresa sería que tal objetivo de arrasar entre la audiencia llegase a producirse, ya que poco o nada tienen de interesante Maldita.
Vale que no sea Juego de Tronos, pero es que ni siquiera es The Witcher. A pesar de tener todos los ingredientes para hacernos entrar en un mundo trepidante, lo cierto es que Maldita es un batiburrillo de ideas mal desarrolladas. Nada despierta nuestro interés lo suficiente como para entregarnos a los 10 episodios de los que consta su primera temporada (también última, visto lo visto). Nada es lo suficientemente bueno en una serie atropellada y de historia poco relevante. Una decepción en toda regla.
¿De qué va Maldita? Fantasía medieval que reescribe la leyenda del Rey Arturo desde un punto de vista completamente nuevo: a través de los ojos de una hechicera adolescente con un misterioso y poderoso don. Tras la muerte de su madre, Nimue emprende una expedición para encontrar a Merlín y entregarle una antigua espada, y halla un compañero inesperado en Arturo, un humilde mercenario. A lo largo de su viaje, Nimue se convertirá en símbolo de coraje y rebeldía contra los aterradores Paladines Rojos y su cómplice, el rey Uter.