Parece que cada vez que nos acercamos a los clásicos de acción, terminamos atrapados por esos gloriosos años 90 en los que tantas maravillas se facturaron. Sin embargo, hay vida más allá de aquellos días. De hecho, en el año 2004 nos encontrábamos con un thriller cargado de acción que conseguía volvernos completamente locos y del que no conviene que nos olvidemos. Eran los días de Collateral.
Max (Jamie Foxx) lleva doce años detrás del volante de su taxi y está curado de espantos. Las caras pasan por el retrovisor, la gente y los lugares entran y salen de su vida. Pero una noche, en Los Ángeles, se ve obligado a llevar como pasajero a un asesino a sueldo (Tom Cruise) que está cumpliendo un encargo.
Muchos recordarán la película de Michael Mann como una de esas cintas con las que se entretuvieron un rato. Esto no es reprochable, pero si entristece el que no se diesen cuenta de que tenían ante sí una joya del cine. El paseo nocturno que nos brindaba el director de Heat debería proyectarse en las escuelas de cine como muestra de cómo se construye un thriller. Cada paso que propone el director en compañía de Tom Cruise y Jamie Foxx te iba atrapando sin remedio. La nominación al Oscar para Jamie Foxx y una candidatura para el enorme montaje eran los reconocimientos más que justos para una de las mejores películas de los últimos años y cinta imprescindible del cine de acción.