Con ella se cierra una etapa de gloria como nunca volveremos a ver. Ha muerto Olivia de Havilland. A sus 104 años, la sensacional actriz era la última estrella viva de aquel Hollywood clásico y de los grandes estudios. Rostro imprescindible para entender esto del cine, ya que fueron muchas décadas mostrando un talento incomparable, lo que le llevó a lograr dos Oscars por La vida íntima de Julia Norris (1946) y La Heredera (1949).
Nacida en Tokio en 1916, donde vivió hasta los tres años, Olivia de Havilland era la hermana mayor de la actriz Joan Fontaine, con la que nunca tuvo una buena relación. Ambas mantuvieron siempre una famosa rivalidad que les llevó a duras disputas por los mismos papeles y que tuvo su punto álgido cuando Fontaine le arrebató es Oscar a su hermana en la gala de 1942 gracias a su papel en Sospecha (Alfred Hitchcock, 1941).
La Melanie de Lo que el viento se llevó siempre fue mujer de carácter, lo que le llevó a constantes conflictos dentro de la industria. Nadie que le llevase la contraria a esta fuerza de la naturaleza salía indemne. Así, su carrera vivía los últimos dias de gloria allá por la década de los 50, después 15 años de papeles esporádicos hasta su retirada.
Olivia de Havilland fue un milagro de esos de talento desmedido. Hoy tenemos que decirle adiós a una mujer cuya nombre sabe a gran cine. Hasta siempre, gran dama.