Puede que estemos ante una de las películas más inteligentes de los últimos años y que muchos todavía no se hayan dado cuenta. La Caza es el título de una cinta que no se va a andar con mandangas. La película de Craig Zobel cuenta con guión del mismísimo David Lindelof (Perdidos) y nos ofrece un macabro juego en el que un grupo de ricos se divierte cazando a 12 personas que se despiertan en un bosque sin tan siquiera saber cómo han llegado allí.
Visto así, podría parecer que se trata de un filme con dosis de terror, thriller y sangre a raudales. Un entretenimiento sin más. Pero la realidad es bien diferente. La Caza es de una riqueza superlativa. Bajo esa piel de producto vacío, el filme pone de manifiesto todas las miserias de la sociedad actual. No es la primera vez que hemos puesto de manifiesto el peligro de las iniciativas más decentes y necesarias cuando las toman estúpidos y las llevan al ridículo. Algo que se convierte en el epicentro de la cinta.
La Caza es una sátira en toda regla de las corruptelas ideológicas de muchos ciudadanos. El espejo que devuelve un reflejo real y lapidario, con una imagen bien distinta a la que muchos creen proyectar. Pocas películas han conseguido avergonzarnos de una forma tan divertida. Para colmo, Betty Gilpin se convierte en una de las grandes revelaciones interpretativas del año.
Por ser tan sumamente graciosa, irreverente y molesta, La Caza se gana ya un puesto entre nuestras películas favoritas de los últimos años.