La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) está llegando a uno de sus momentos más trascendentes. El desembarco de los Aliados en las costas de Normandía será el principio del fin del nazismo, pero el precio a pagar será elevado en una de las batallas más cruentas vividas en el viejo continente.
Tras el desembarco, a un grupo de soldados americanos se les encomendará una peligrosa misión: encontrar y poner a salvo al soldado James Ryan. Ryan es el menor de cuatro hermanos, tres de los cuales han fallecido ya luchando bajo la bandera de Estados Unidos en el conflicto bélico. Ante tal situación, el gobierno americano toma la determinación de devolver sano y salvo a su hogar a James Ryan. El único consuelo para una madre que ya ha enterrado a tres de sus cuatro hijos.
El problema es que el soldado Ryan se encuentra en paradero desconocido. Lo último que se sabe de él es que se lanzó con su escuadrón de paracaidistas tras las líneas enemigas. Ante esta situación, el capitán John Miller deberá arriesgar su vida y la de su pequeña patrulla de siete hombres cruzando las líneas alemanas para encontrar y poner a salvo al soldado James Ryan.
Después de la gloriosa La Lista de Schindler, Steven Spielberg cerrada su espectacular díptico sobre la Segunda Guerra Mundial con Salvar al Soldado Ryan. Se continúa la deriva lógica tras el Holocausto, afrontando el conflicto bélico que devolvería el equilibrio al mundo. Si en La lista de Schindler” no se escatimaba en realismo, por cruel que fuese, Salvar al soldado Ryan no se queda atrás. Más bien todo lo contrario. La cinta muestra la guerra de una manera nunca vista hasta entonces. Seguramente nos encontremos ante la mejor película bélica de todos los tiempos con una obra cargada de “verdad”. Cruel, escalofriante y sobrecogedora hasta niveles dolorosos: la guerra tal y como es.
La vibrante entrada en el cruel mundo de la guerra que nos ofrece Spielberg no tiene comparación. Lo que por momentos parece un documental por su (reiteramos) salvaje realismo, se va convirtiendo por momentos en una maravillosa clase de cine, inolvidable en todas sus facetas técnicas (fotografía y sonidos sobrecogedores) y narrativas. A todo esto viene a unirse un Tom Hanks en el punto más alto de su carrera magníficamente secundado por una plantilla de magníficos secundarios (Tom Sizemore, Barry Pepper, Jeremy Davies o Edward Burns). Resulta obligado por nuestra parte dedicar, por segunda semana consecutiva nuestro “clásico de la semana” a Spielberg y su concepción de la Segunda Guerra Mundial. No se lo tomen como una película. Es mera realidad disfrazada de ficción. Salvar al soldado Ryan es brillante, pero duele en lo más profundo del corazón. Tres horas imprescindibles de cine.
En mis clases de historia es de visionado obligatorio.. .