El desastre está a un paso de consumarse. Desde que en marzo estallase a lo bestia la pandemia mundial de coronavirus, el cine no ha levantado cabeza. La realidad es que todos imaginábamos un final de año en el que las cosas volviesen a una cierta normalidad, pero nada más lejos de la realidad. La segunda ola de contagios está en marcha cuando la primera ni siquiera ha terminado en la mayoría de los países del mundo.
Unos cines cerrados, otros con medidas de seguridad extremas, aforos limitados en el mejor de los casos y, sobre todo, mucho miedo por parte de los espectadores. Así pensar en lanzar un estreno de gran envergadura suena a locura. Productoras y distribuidoras no están por la labor de perder grandes cantidades de dinero, lo que apunta a consecuencias graves en el calendario de estrenos de este año.
Efectivamente, parece que con retrasar los lanzamientos de la pasada primavera y del verano a otoño no será suficiente. Las cosas están igual o peor. Así, proyectos como Wonder Woman 1984, Viuda Negra o Sin tiempo para morir ya han apuntado a un camino que probablemente conducirá a 2021. El hecho de que Tenet no vaya a recuperar ni sus gastos cuando Christopher Nolan siempre lo peta ha sido definitivo. Se avecinan meses complicados.