Hoy todo le va a las mil maravillas, pero hubo un tiempo en el que a nuestro querídisimo Ryan Reynolds no le salían las cosas. El sensacional Deadpool vive un momento dulce que se ha ganado a base de esfuerzo y gracias a su enorme capacidad para levantarse tras cada sopapo. Y es que el mundo de las superproducciones nunca le lució demasiado. Eso sí, ninguna leche comparable a la de R.I.P.D. Departamento de Policía Mortal.
Aunque Nick es un policía que acaba de morir asesinado, es reclutado para trabajar con Roy, un agente que murió hace cientos de años. Ambos forman parte del “Rest In Peace Department”, que se encarga de perseguir a los demonios que habitan en el mundo de los vivos y de mandarlos al infierno. A Nick le cuesta hacerse a la idea de su condición de muerto, y no acepta estar alejado de su esposa, a la que envía reiteradas señales para que perciba su presencia. Al menos, gracias a su empleo post mortem, el joven agente podrá trabajar en el caso de su propio asesinato.
Que Jeff Bridges mola mucho es un hecho, pero que Ryan Reynolds es dado a los batacazos, también. Universal se gastaba 154 millones en el rodaje de esta… cosa. A ello se sumaban 40 millones en promoción. Los tristes 78 millones de dólares logrados en las taquillas de todo el planeta dejaban las pérdidas en 115 millones. Los espectadores ya lo han olvidado y Ryan Reynolds ocupa el lugar que siempre mereció, pero en la compañía todavía resoplan al acordarse de aquel patinazo que fue R.I.P.D. Departamento de Policía Mortal.