La vida no se lo puso fácil, pero la palabra “rendición” nunca ha estado en su diccionario. Michael J. Fox siempre será el inolvidable Marty McFly de Regreso al Futuro. También el chico que tenía el mundo en sus manos y enlazaba un sensacional papel tras otro, hasta que el Parkinson lo ponía todo patas arriba. Tras unos años duros, el intérprete demostraba un espectacular afán de superación y un pundonor difícilmente comparable, regresando al mundo de la interpretación y no dejando de trabajar desde entonces.
Sin embargo, las cosas se han puesto un poco feas últimamente. A sus 59 años, el actor confesa en una entrevista a People sus serios problemas: “Si algo tuve siempre tuve una enorme facilidad para memorizar las frases. Y he tenido algunas situaciones muy complicadas en mis últimos trabajos, interpretando papeles con mucho texto. He sufrido en ambos casos, ya que mi memoria a corto plazo está tocada”.
Sin embargo, todo esto no ha podido evitar que el bueno de Michael J. Fox siga al pie del cañón, cargado de ilusión y sin parar a lamentarse ni un solo minuto. Acepta su realidad y no se derrumba en ningún momento. Un fenómeno.