La edad de oro de las series de televisión parece no tener fin. Si desde hace años, la pequeña pantalla se ha convertido en un lugar plagada de productos de desmesurada calidad, ahora parece que todo el mundo ha decidido redoblar la apuesta. Las grandes estrellas del cine o los más aclamados directores sucumben a la tentación y la libertad creativa que ofrece el universo de las series de televisión.
Al mismo ritmo que aumenta la calidad de las propuestas, las exigencias de los espectadores son cada vez mayores. Si a ello le añadimos el aumento progresivo de seriéfilos, lo normal es que las apuestas televisivas se vuelvan cada vez más ambiciosas. Si no, que le pregunten a The Get Down.
La serie creada por Baz Luhrmann (Moulin Rouge) para Netflix en 2016 se convertía en la más cara de la historia de la televisión, por aquel entonces, y en el mayor batacazo. En lo primero, superada con el tiempo. En lo segundo, no. Con unos 12 millones de dólares gastados en cada episodio, lo cierto es que la ficción no estaba nada mal. Sin embargo, el fracaso de público era descomunal. El coste de filmación se disparaba en una serie que, a día de hoy, sigue considerándose el mayor desastre económico de la historia de Netflix en particular y de la pequeña pantalla en general.