Seguro que cualquiera está pensando ya en alguna superproducción de superhéroes o algo por el estilo. A lo largo de la historia del cine, muchos han sido los que se han lanzado a la piscina con cantidades de dinero que quitan el sentido. El afán por conseguir un exitazo de taquilla nos ha mostrado auténticos dispendios cinematográficos de todo tipo, pero ninguno comparable al que hoy nos ocupa.
Tenemos que situarnos en el año 1966. Por aquel entonces, el director Sergei Bondarchuk decidía abordar el proyecto cinematográfico más ambicioso jamás visto. La adaptación de la novela de Tolstói, Guerra y Paz tenía que ser algo tan grande que se recordase eternamente. Así, la Unión Soviética decidía poner todo lo necesario para marcarse una auténtica demostración de fuerza ante el mundo entero. Haciendo el necesario ajuste de inflación, la inversión de Guerra y Paz se iba a los 560 millones de euros actuales. Una auténtica barbaridad.
Ni más ni menos que 400 minutos era la duración de este mostrenco audiovisual que no llegaría a compensar su inversión ni de lejos, pero que al menos de alzaba con el Oscar a la Mejor Película de Habla No Inglesa.