Hubo un tiempo en el que el cine de superhéroes era muy distinto al que hoy conocemos. Hasta la irrupción de Batman Begins (2005), se pasaron más de dos décadas lanzándose adaptaciones de cómics realmente blancas. Cierto es que Tim Burton y su Batman amagaron con dosis de turbiedad, pero no sería hasta el salto al realismo de la mano de Christopher Nolan cuando todo cambió.
Como en cada transición, hay una película que marca el nuevo camino, pero también una que ejemplifica perfectamente el final de un tiempo. Y, en este caso, la que puso de manifiesto la decadencia de una forma de hacer cine no fue otra que Superman Returns. La película de Bryan Singer pretendía recuperar el estilo de las cintas de Christopher Reeve, pero ya no había espacio para ese cine.
Fue a película de superhéroes más cara de la historia durante mucho tiempo. Un sonoro fracaso de Bryan Singer titulado Superman Returns. La fallida cinta del Hombre de Acero se llevaba por delante la nada despreciable cifra de 270 millones de dólares. ¡Ahí es nada! Su taquilla no serviría para paliar lo que era un desastre económico, pero que también supondría un patinazo creativa en toda regla. Al público le apetecía otro tipo de experiencia.
Así, el mundo del cine tomo nota de una cinta con la que se cerró una era.