Es, sin lugar a dudas, uno de los mayores fenómenos televisivos de los últimos tiempos. Los Bridgerton comienza en 1813 en Londres con Daphne Bridgerton (Phoebe Dynevor), la hija mayor de la poderosa familia Bridgerton, en su debut en el competitivo mercado matrimonial de la Regencia londinense. Con el ánimo de seguir los pasos de sus padres y encontrar el verdadero amor, las perspectivas de Daphne parecen inicialmente esperanzadoras. Pero todo empieza a desmoronarse cuando sale a la luz un diario repleto de escándalos sobre la alta sociedad escrito por la misteriosa Lady Whistledown que lanza calumnias sobre Daphne. La entrada en escena del rebelde Duque de Hastings (Regé-Jean Page), el soltero más deseado de la temporada, supone una válvula de escape para ambos, cuando deciden aliarse en una creciente batalla de ingenio para eludir las expectativas sociales sobre su futuro.
A pesar de nacer con la intención de ofrecernos una única temporada, el exitazo inesperado provocaba que Netflix le diese luz verde a una nueva tanda de episodios. Anthony (Jonathan Bailey) será el personaje alrededor del que girará una serie en la que el nombre de Simone Ashley ha entrado en escena. La Olivia de Sex Education se enfrenta a lo que promete ser la gran oportunidad de su carrera.
En Netflix saben que tienen una mina de oro entre manos. Los Bridgerton no ha hecho mas que arrancar su andadura.