Cuesta decir estas cosas cuando hay un material original tan respetado y al que le guardamos tanto cariño, pero no hay otra realidad. Desde hace años se venía especulando con el desarrollo de una secuela para El príncipe de Zamunda. La película de 1988 no era ninguna maravilla, pero resultaba de lo más divertida. Encanto no le faltaba a un filme protagonizado por un Eddie Murphy caído hoy en desgracia. Así, el aterrizaje de la segunda parte en cuestión había disparado las expectativas de propios y extraños. Lástima que todo haya terminado en desastre…
Akeem vuelve a América cuando descubre que tiene un hijo que llevaba buscando mucho tiempo, para así lograr que se convierta en el rey de Zamunda. Con ese argumento se plantaba en el catálogo de Amazon Prime Video El Rey de Zamunda. Una cinta en la que regresaba todo el reparto original, pero en el que no quedaba espacio para cualquier aportación novedosa. De hecho, la sensación constante es la de haber reciclado el filme original, pero en versión descafeinada.
Las situaciones que pretendes ser cómicas fallan constantemente. Para colmo, los chistes parecen más propios de un tiempo en el que puede que tuviesen gracia, pero que ahora no entran nada bien. Tres cuartos de lo mismo ocurre con una historia que solo se salva gracias a pequeños momentos musicales salvables. Hay que apagar demasiados sentidos para que El Rey de Zamunda se vuelva levemente disfrutable.