Corren tiempos de lo más extraños. Desde que arrancase la pandemia mundial de coronavirus hace más de un año, el mundo poco tiene que ver con el que conocíamos. Todas las facetas de nuestras vidas se han visto alteradas de forma sustancial. Algo a lo que no han sido ajenas las grandes entregas de premios.
Los Globos de Oro y los Goya mostraban una nueva forma de desarrollar estos eventos en la era COVID. Presentadores conduciendo la gala, pero nominados en sus casas siguiéndola a través de videollamas. Sin embargo, en los Oscar será todo muy diferente. El próximo 26 de abril se celebra una gala que no tendrá presentador, pero sí nominados. Y es que ya se ha dado a conocer que no se permitirán videollamadas, de modo que el que quiera dar un discurso o recoger su premio tendrá que personarse.
Pero ahí no acaba la cosa. Los protocolos de seguridad se multiplicarán, incluyendo PCRs a centenares. Además, la gala será en la estación de trenes Union Station de Los Ángeles, en vez de en el habitual Dolby Theatre.
De momento cuesta imaginar lo que nos encontraremos el próximo 26 de abril, pero tiene toda la pinta de que todo será de lo más raro. Unos Oscar diferentes para unos tiempos diferentes.