La nómina de proyectos disparatados que nunca llegaron a realizarse no deja de sorprendernos. En el caso que hoy nos ocupa, tenemos que remontarnos a finales del pasado siglo. Allá por 1999, 20th Century Fox tenía entre manos los derechos de uno de los héroes más famosos de Marvel. La major pretendía llevar a la gran pantalla a Tony Stark y suIron-Man en unos tiempos en los que el cine de superhéroes todavía veía lejano su esplendor.
Pese a los éxitos alcanzados en el cine por “Superman” o “Batman”, los superhéroes de Marvel todavía no habían logrado ninguna adaptación cinematográfica de éxito reseñable, por lo que la compañía decidía apostar por uno de los directores más aclamados de la época para llevar a cabo su proyecto: Quentin Tarantino. La idea de que un director con sello tan reconocible se pusiese al frente del proyecto parecía lo más razonable, teniendo en cuenta el éxito del “Batman” de Tim Burton. El Fox querían copiar la fórmula, pero terminarían por abandonar la idea. En unos días en los que la compañía preparaba el salto al cine de los X-Men, el presidente de la compañía decidía frenar la idea al considerar que serían demasiadas películas de superhéroes.
De esta forma, Fox cerraba conversaciones con el director de “Pulp Fiction” y vendía a New Line Cinema los derechos del que se convertiría en uno de los personajes más rentables de la historia del cine. Por nuestra parte, nosotros nos quedamos con las ganas de ver cómo habría sido darle un pastizal a Quentin Tarantino y dejarle junto a Tony Star. Una pena…