Hay veces que la gran virtud es lo mas crudo de una película. Cuando nos sentamos en una sala de cine, el gran alivio suele ser el saber que lo que vemos no es más que ficción. Sin embargo, 4 días nos lanza un revés a nuestro punto más débil. Lo que nos llevamos es un azote de realidad de los que hacen época.
Diez años de consumo de opioides han dejado en ruinas la vida de la joven Molly. Una nueva medicina podría darle alas para comenzar de nuevo si es capaz de mantenerse limpia durante cuatro días, algo que trata de lograr con la ayuda de su madre Deb, una mujer de ideas férreas. El amor que ambas se profesan se verá puesto a prueba como nunca antes en sus vidas.
Cruda, honesta y, sobre todo, enormemente interpretada. Glenn Close (ya no se fabrican actrices así) y Mila Kunis se salen en una película que acaba de llegar a nuestras salas y que retrata, sin artificios groseros, un mundo real que se encuentra a la vuelta de la esquina. Sensacional cinta para contribuir a unos tiempos en los que los mejores estrenos de cine empiezan a fluir.