El ser humano es una máquina terriblemente imperfecta. No se explica de otra forma que tipos como Clint Eastwood terminen por acabarse. Si hubiese un poco de justicia, el maestro viviría mil años. Y es que poca gente ha aportado tantísimo a ese amor nuestro llamado «cine» como este señor de mirada imponente y de caminar rudo.
Son décadas derrochando carisma ante la gran pantalla y un talento fuera de lo normal detrás de ella. Ponerse a enumerar obras maestras con su sello en cualquier vertiente se antoja innecesario.
A sus 91 años, parece que todos tenemos en la mente ya a un Clint Eastwood madurito o incluso anciano. Sin embargo, el maestro también fue un jovenzuelo de 18 años y esta fotografía que hoy os traemos lo demuestra. Atentos al Clint pipiolo.