Son días de vino y rosas en el mundo de las series televisivas. La proliferación de plataformas de streaming ha provocado que la producción en la pequeña pantalla se dispare. Cada mes nos encontramos con infinidad de estrenos para deleite del gran público. Sin embargo, las monedas tienen dos caras y el lado oscuro de la industria está asomando como nunca en estas últimas semanas.
La ola de cancelaciones es asombrosa. Ya no hay espacio para la paciencia. Si algo no funciona todo lo bien que se espera, a la basura. Da igual el número de temporadas ya emitidas o si se deja a incontables espectadores sin un final debido. Los escrúpulos son cada vez menos a la hora de ajusticiar a una serie. Preocupante tendencia que parece agudizarse, como está quedando claro en estos tiempos.
Manifest, Jupiter´s Legacy, Chicas buenas, Glow, Esta mierda me supera, El visitante, Run… La lista de bajas es interminable. De hecho, no dejamos de sorprendernos al ver como algunas de las series más interesantes de estos años se quedan sin espacio en las parrillas de las principales plataformas de streaming. El trato a las ficciones cada vez es más despiadado. Ahora todas las series saben que se la juegan con mayor presión que nunca, ante lo salvaje de la competencia. Sea como fuere, lo que está claro es que los espectadores somos el daño colateral de todo ello. Complicado panorama.