Es el momento para reivindicar a un actor que es mucho más de lo que parece. Cuando el nombre de Jim Carrey figura en los títulos de crédito de una cinta, automáticamente la seriedad y percepción de calidad de la obra se desploma. Gran error. Jim Carrey es uno de esos cómicos que marcan una época, lo que ha dejado más que claro durante las últimas décadas, pero tras esa ensalada de muecas se oculta un gran intérprete que, para más inri se embarca en proyectos con brillantes directores como son Peter Weir y Michael Gondry.
Los últimos tiempos no están siendo demasiado buenos para el actor. Pocos proyectos y escasamente interesantes son lo que encontramos en la filmografía del intérprete. Además, el suicidio de su expareja ha provocado un bache personal profundo en nuestro querido Carrey. Cierto es que se aprecia un cambio de tendencia desde Kidding y que las esperanzas de recuperar al mejor Jim Carrey se multiplican, por eso, para esos que todavía piensan que donde mejor está el actor es en el salón de su casa, conviene recordar algún detalle importante como que estamos ante el protagonista de El show de Truman.
En el sensacional filme de Peter Weir nos encontramos con una feroz crítica al mundo de los realities y a la pérdida progresiva de la intimidad, con un protagonista que siempre ha vivido sin saberlo en un plató gigante y con una vida retransmitida en directo desde el día de su nacimiento. Un guión redondo, un director asombroso y unos actores en estado de gracia para una obra que trae a la industria lo que más necesita: originalidad.
Si de “originalidad” hablamos al referirnos a El show de Truman, no podemos encontrar mejor término para referirnos a Olvídate de mí. Tomando como base el libreto del magnífico Charlie Kaufman, Gondry tira de ese estilo tan fresco que le caracteriza para construir una agridulce historia sobre el mundo del subconsciente. No se empeñen en que es confusa. Lo que pasa es que es diferente, honesta y, sobre todo hermosa.
Dos película son suficientes para recordarnos por qué Jim Carrey debería tener una agenda llena de proyectos. Si a eso le añadimos que es uno de los tipos más encantadores y queridos de la industria, nos sobran los motivos.