No solo consiguió reunir a miles de escoceses ávidos de libertad, sino también a millones de espectadores rendidos al talento y al buen hacer de Mel Gibson. A día de hoy, tras más de dos décadas, sobra decir que Braveheart es una de esas piezas imprescindible en la historia del cine. De hecho, pocos se resisten al épico y salvaje encanto de una cinta que incluso se hacía con 5 Oscars (Mejor Película y Mejor Director incluidos).
Sin embargo, el estreno de la película no consiguió seducir a la prensa especializada tanto como cabría esperar. De hecho, se podían leer comentarios tan desafortunados como “Una oda excesiva al machismo de Mel Gibson“ del San Francisco Chronicle. Y es que al bueno de Mel le caían unos cuantos palos. Medios como Time Out no dudaban en calificarla como una “pura estupidez“,
Afortunadamente, el estreno en salas del filme provocaba un cambio radical en las perspectivas del filme. La gente acudía en masa a ver Braveheart y todos caían rendidos a un filme que hoy nadie discute como glorioso.