El mundo del cine es inclemente lo sabemos todos de sobra. Ya puedes haberte pegado años firmando grandes películas que de la noche ala mañana te pueden sentenciar por un par de patinazos. Algo que vivió en sus propias carnes un tipo de talento desmedido como es Kevin Costner.
Un clásico entre las ruinas fílmicas. El protagonista de Los Intocables de Elliot Ness o J.F.K. daba su salto al mundo de la dirección en 1990 con el western Bailando con lobos. La película resultó un éxito absoluto y le otorgó el Oscar a la Mejor Película y al Mejor director, para un total de siete estatuillas. Costner estaba en la cresta de la ola y, cinco años después se convertía en el protagonista de la superproducción Waterworld. La película resultaba un fracaso de crítica y público, dejando tocada la carrera de Costner. En su intento desesperado por recuperar el crédito perdido, el actor y director presentaba dos años después el western futurístico Mensajero del futuro para acabar de sepultar su carrera como director.
Con el tiempo Waterworld se convertiría en cinta de culto, pero Mensajero del futuro sigue causando dolores de barriga. A pesar de que su inconmensurable talento le ha servido para seguir ofreciéndonos grandes trabajos, lo cierto es que Kevin Costner perdió su estatus de gran estrella y todavía no lo ha recuperado. Un caso terriblemente injusto.