Puede sonar demasiado contundentes las palabras, pero el que hayas visto ya El Escuadrón Suicida sabes que la exageración no es tal. Los cómics de DC siempre han sido sensacionales. Muchos personajes gloriosos e historias memorables salían de las viñetas de la emblemática cabecera. Sin embargo, las versiones cinematográficas de todo ello no siempre han lucido como cabría esperar.
Cierto es qué películas come Superman de Richard Donner o las versiones de Batman de Tim Burton y Christopher Nolan eran sensacionales, pero ya os podemos garantizar que lo de El Escuadrón Suicida es otro rollo. El alarde de estilo que James Gunn se marca en la película pasará a la historia. Estos villanos sí que son la auténtica escoria de la sociedad, pero su encanto resulta inconmensurable.
Violenta, gamberra, divertida y sorprendentemente emotiva, El Escuadrón Suicida juega en las grandes ligas. Es una de esas cintas que calan, dejando en la boca un sabor distinto a cualquier cosa anteriormente vista.
Aquí no hay superhéroes. Esto es una historia de perdedores, de individuos disfuncionales olvidados por la sociedad. Aquí no hay espacio para concesiones blanditas. El Escuadrón Suicida no es una magnífica película de superhéroes, sino simplemente una magnífica película. La mejor jamás salida de las viñetas de DC. Acabamos de enamorarnos.