Ya podemos hablar de una de las mejores ficciones televisivas de los últimos tiempos. Entre las decenas de estrenos que nos ofrecen las plataformas de streaming cada mes, de vez en cuando nos encontramos auténticas obras maestras como la que hoy acapara nuestra atención. Hablamos de esa joya inapelable titulada Condena.
Antes de entrar en la cárcel, Mark Cobden (Sean Bean) era un ciudadano respetable, padre de familia y profesor. Su vida cambia radicalmente cuando atropella y mata a un hombre por conducir bajo los efectos del alcohol y es condenado a cuatro años de prisión. Atormentado por la culpa, Mark se ve inmerso de repente en un mundo desconocido y hostil, convirtiéndose en blanco fácil para los reos más violentos y peligrosos. Allí es puesto bajo la tutela de Eric McNelly, un veterano funcionario de la prisión a cargo de la protección y manejo de varios grupos de presos. Aunque tiene mano firme y autoridad, McNelly cumple con su trabajo honradamente y busca ayudar a los presos en lo que necesiten a diario. Eric se ve forzado a cuestionar sus principios cuando varios convictos empiezan a chantajearle y amenazan con hacer daño a su hijo, encarcelado en otra prisión, si él no colabora.
Son tres episodios de una hora de duración y capaces de noquearnos como pocas. Condena nos ofrece un guion absolutamente arrollador y brillante a niveles pocas veces vistos. Un macabro juego de ética sin renunciar a un realismo sensacional. Para colmo, la ficción de la BBC se planta en nuestras vidas con unos protagonistas que nos ofrece una clase magistral interpretativa. Lo de Sean Bean y Stephen Graham es de otra galaxia.
Condenado está nuestro alcance gracias a la parrilla de Movistar+. Una cita imprescindible para todo seriéfilo que se precie.