Hay que reconocer que pocos actores se esfuerzan tanto en resucitar su carrera como Jean-Claude Van Damme. El que fuera una de las grandes estrellas del cine de acción de los 80 y los 90 trata, un año tras otro, de volver a la cumbre. Desgraciadamente, ni la recuperación de sus grandes personajes, ni los cambios de género le terminan de salir bien.
Esta vez parecía que podía ser la buena. Jean-Claude Van Damme aterrizaba en Netflix con El último mercenario, una cinta de acción, pero cargada también de comedia, y en la que el actor no dudaba en reírse de sí mismo. Desgraciadamente, la cosa ha sido un churro como viene siendo habitual. Lejos de convertirse en la película de su resurrección, el filme ha supuesto otro duro golpe para el intérprete. A pesar de que Jean-Claude Van Damme está bastante divertido, lo cierto es que el filme no funciona. Salvo alguna escena de lucha, todo es pobre, aburrido y francamente olvidable. Una pena.
¿De qué va El último mercenario? Cuando descubre que su hijo ha sido falsamente acusado de tráfico de drogas y armas, un misterioso ex-agente secreto (Van Damme) decide regresar a casa para ayudarle, enfrentándose a un burócrata (Alban Ivanov) y desmantelando una operación de la mafia.
A mí me gusto. Creo que le pides mucho cuando ya la película desde el tráiler y las entrevistas te dice que es una película para reírse. Las películas de ahora se han olvidado del drama con acción. Porque ya no es creíble como antes.
Dentro de su género es bastante buena. Creo a tú critica le hacen falta muchos fundamentos.