Vaya por delante que todo lo que hace el maestro es sensacional. De hecho, nunca conviene olvidar que una película menor de Clint Eastwood es como las mejores películas de muchos otros directores. Este próximo fin de semana vuelve a las salas de cine la leyenda viva del cine. El viejo Clint se coloca delante y detrás de las cámaras para regalarnos Cry Macho, un regreso a la esencia del western que no he terminado de seducir a la prensa especializada.
Texas, 1978. Una ex estrella de rodeo y criador de caballos retirado (Eastwood) acepta un encargo de un antiguo jefe: traer a su hijo pequeño desde México de vuelta a casa para alejarlo de su madre alcohólica. En el viaje, ambos se embarcarán en una inesperada aventura.
Cierto es que no resulta ningún desastre, pero tampoco se puede negar que estamos ante una de las películas menores de Clint Eastwood. La crítica no ha dudado a la hora de calificarla como una película demasiado conservadora en su espíritu. Al parecer, Cry Macho carece de su afán por diseccionar al ser humano siempre presente en la obra de Eastwood. En cualquier caso, el espíritu austero y clásico del director vuelve a recordarnos en muchos momentos que ya no se fabrican directores como él. Lástima que no se la juegue más en la película que podría suponer su despedida como actor.