Mucha gente se hace la misma pregunta dentro de la industria: ¿Eres más de “El Padrino” o de “El Padrino II”? La respuesta no es sencilla, como tampoco lo es si cambiamos las películas de Coppola por las dos primeras entregas de la saga “Alien”. Efectivamente, Alien, el octavo pasajero es una auténtica maravilla. La película de Ridley Scott es una de las piezas más importantes de la historia de la ciencia ficción, pero también lo es la continuación que James Cameron firmaba allá por 1986.
Aliens, el regreso es toda una evolución. Lejos del intimismo y el suspense de la primera, nuestro reencuentro con los Xenomorfos se convertía en un thriller descomunal. Sigourney Weaver volvía a salirse en el filme. Ripley nos recordaba por qué estábamos enamorados de ella, pero no era la única que firmaba un papel increíble.
Efectivamanete, Aliens, el regreso siempre será recordada por el sensacional trabajo de una niña llamada Carrie Henn. Ella era la encargada de dar vida a Newt, la robaplanos de la película. La pequeña rubia mostraba su talento entre los marines del filme. No tenía ninguna experiencia anterior en la gran pantalla, pero su trabajo sería memorable.
Han pasado 30 años desde aquellos días, pero el recuerdo de la pequeña perdura en nuestras mentes. Lo que no sabíamos es que, la que fue su primer película, también fue la última. La actriz decidía centrarse en su carrera académica para terminar licenciándose en estudios liberales y desarrollo infantil. A sus más de 40 años, Carrie Henn se dedica de forma íntegra a la docencia, pero mantiene una estrecha amistad con Sigourney Weaver.