Ha conseguido poner a la compañía entre la espada y la pared. A lo largo de los últimos años, la proliferación de las plataformas de streaming ha sido abrumadora. Una tendencia que se disparaba a consecuencia de la pandemia mundial de coronavirus. Con los cines de todo el mundo cerrados o con aforos muy limitados, lo cierto es que las grandes producciones dejaban de lanzarse en salas. Los espectadores se centraban en sus televisores y las grandes compañías de cine veía un filón en ello.
Disney (Marvel incluida) empezaba lanzar sus películas de forma simultánea en cines y Disney+. Tres cuartos de lo mismo ocurría con Warner (DC incluida) y HBO Max. Las grandes cadenas de exhibición montaba en cólera ante la idea. A un contexto ya complicado para las salas de cine se unía este golpe mortal por parte de muchas compañías.
Cómo era de esperar, la recaudación en cines de muchas películas se resentía gravemente. Cintas como Viuda Negra, que habrían arrasado en cualquier contexto de normalidad, veían como su recaudación era bastante limitada. Y así, en medio de todo el caos, emergía la figura de Scarlett Johansson para ponerlo todo patas arriba. Además de su salario Viuda Negra, la actriz se había reservado un tanto por ciento de la recaudación en cines, algo bastante habitual entre las grandes estrellas del universo cinematográfico de Marvel. Lo que pasa es que, al estrenarse simultáneamente la película en Disney+, la recaudación se veía seriamente mermada, lo que le suponía unas perdidas cercanas a los 50 millones a la intérprete.
Después de semanas de agria polémica, finalmente las dos partes han hecho las paces. Disney evitado ir a juicio a cambio de darle a la actriz 40 millones de dólares. Y es que las demandas de la intérprete parecían más que justas. Una salida cordial para Scarlett Johansson tras casi 15 años dando vida a Natasha Romanoff.