En 1982, Sylvester Stallone protagonizaba una de esas cintas que si vemos mil veces, mil veces nos encanta. Nos referimos a la primera entrega de la saga de películas de John Rambo, Acorralado. Asistíamos al nacimiento de una gran película, pero también de una saga imprescindible para todo fan del cine de acción.
¿Os acordáis del bueno de Rambo rindiéndose ante su querido coronel Trautman (Richard Crenna)? Ese es el final que nos llegó, pero no el único rodado. De hecho, el final previsto se cayó en sala de montaje. En este, el bueno de John, consciente de que su única habilidad era la de matar y que era un peligro para la sociedad le pide al coronel que acabe con su vida. Un disparo terminaba así con la vida de John Rambo y nos daba un final que habría imposibilitado las sucesivas secuelas de la cinta. De hecho, la novela de David Morrel en la que se basaba la cinta terminaba con el fatal desenlace.
Sylvester Stallone no estaba nada seguro de que fuese una buena idea cerrar así, como tampoco lo estaba el director Ted Kotcheff. Ambos decidieron rodar dos finales distintos para la historia. Sin embargo, el final por el que se optaba para el primer montaje era el que mostraba la muerte de Rambo. La recepción de los primeros pases del filme no era demasiado buena. El final no terminaba de gustar. así, poco antes del estreno, los responsables del filme se la jugaban y apostaban por la supervivencia del personaje. El resultado es historia.