Pocos tipos con tanto talento han pisado en nuestro país. Hablar de Chicho Ibáñez Serrador es hablar de un maestro en todos los sentidos. Eso sí, la deuda del suspense y el terror con este tipo va mucho más allá de lo que cualquiera podría imaginarse. Muchas son las pruebas audiovisuales de ello, pero pocas comparables a sus magníficas Historias para no dormir.
En 1966, Narciso Ibáñez Serrador dejó claro que era el Alfred Hitchcock español gracias al éxito de la serie Historias para no dormir, que se convirtió en el descubrimiento televisivo de la temporada y en una de las más magníficas apuestas de la historia de nuestra televisión. Tres etapas memorables que llegaron hasta la década de los 80.
El muñeco, El doble, El tonel, El pacto, La pesadilla, El regreso, La zarpa, La bodega, El asfalto o La alarma son algunos de los títulos de una primera etapa, que se emitió del 65 al 67 en la pequeña pantalla. La segunda llegaría de 1968 a 1969 , y en ella se incluirían títulos del calibre de El trasplante, El aniversario, La cabaña o El cuervo. Una tercera y última etapa, muy posterior, que recuperó la serie ya en los años 80, incluiría títulos como El trapero o Freddy.
Relatos de entre 18 y 100 minutos, estas Historias para no dormir marcaron el género del terror y la intriga en la televisión en España para siempre. Así, en estos días en los que volverán de forma renovadas de la mano de Prime Video y de algunos de los grandes de nuestro cine, se antoja un plan ideal recuperar la obra original del inmenso Chicho Ibáñez Serrador, también disponible en la parrilla de la plataforma.