Después de unos cuantos años sin ponerse detrás de las cámaras y de que esperada nueva entrega de Alien se frustrase, nuestro queridísimo Neill Blomkamp vuelve al terreno de juego. El director de las sensacionales Distrito 9, Elysium o Chappie no se dejaba ver desde 2015. Un parón que prometía terminar con altas dosis de terror, ya que eso es lo que esperábamos de Demonic.
Un científico contacta con la hija de una asesina en serie para proponerle participar en la prueba de una tecnología experimental. El objetivo es introducirse en la mente de su madre, que en la actualidad se encuentra en coma, para comunicarse con ella. Pero el experimento no sale según lo planeado y acaba despertando los demonios del pasado de una forma inesperada y… ¿sobrenatural?
Rodada en secreto durante la pandemia, las estaciones alrededor de la película eran de lo más positivas. Poco podríamos imaginar el desastre que se nos venía encima. Y es que poco o nada se salva en Demonic. La película intenta ser una alarde de originalidad reinventando el género de las posesiones infernales. Nada más lejos de la realidad. La película es aburrida y tirando a cutre. Activa ninguna en sus personajes el terror se va sumando hasta quedarse en nada. Así, una de las películas más esperadas del año queda en auténtica decepción además de convertirse en la peor película de Neil Blomkamp. Una auténtica pena.