8. Reminiscencia: Hugh Jackman y ciencia-ficción suelen ser dos ingredientes suficientes como para que una película lo pete. Nada más lejos de la realidad. Nick Bannister, un investigador privado que se interna en el oscuro y seductor mundo del pasado, ayuda a sus clientes a recuperar recuerdos perdidos. Vive a orillas de la costa de Miami que se encuentra sumergida en gran parte bajo el mar. Un día, su vida cambia cuando aparece Mae, una nueva clienta. Aunque Mae solo acude a su consulta para encontrar un objeto perdido, se convertirá en una peligrosa obsesión. Mientras Bannister intenta encontrar el motivo de la desaparición de Mae, descubre una violenta conspiración y, al final, deberá responder a la gran pregunta: ¿Hasta dónde llegarías para aferrarte a tus seres queridos? Tan digno todo que termina rozando el ridículo.
7. La apariencia de las cosas: Plagada de lugares comunes y desperdiciando un reparto con nombres del calibre de Amanda Seyfried o F. Murray Abraham, Netflix firmaba un filme realmente decepcionante. Una pareja de Manhattan se muda a una aldea histórica en el valle del Hudson y acaba descubriendo que su matrimonio oculta una siniestra oscuridad que rivaliza con la historia de su nuevo hogar. Lástima, porque pudo ser genial.
6. Infinite: Mark Wahlberg iba ofrecernos uno thriller de ciencia-ficción glorioso… Pero lo que nos dio fue un disgusto. Evan McCauley tiene habilidades que nunca ha aprendido y recuerdos de lugares que no ha visitado. Automedicado y al borde del colapso mental, un grupo secreto que se autodenomina “Infinitos” acude a su rescate, revelando que sus recuerdos son reales. Mala y ridícula. Incomprensible que Antoine Fuqua firmase esta infamia.
5. Space Jam: Nuevas leyendas: Vale que la película original tenía mucho encanto, pero tampoco era una maravilla. Eso sí, parecía El Padrino al lado de esta. La superestrella de la NBA, LeBron James, se une a Bugs Bunny y al resto de los Looney Tunes en un filme que pronto nos recordaba que cualquier tiempo pasado fue mejor.