Se habla mucho de la década de los 80, pero los 90 también fueron brutales. Además de encontrarnos con infinidad de cintas descomunales, por aquellos días también proliferaban como setas excelsos entretenimientos. Entre ellos, una película de esas que nos hacen aguantar la respiración durante más de hora y media: Temblores.
Allá por 1990, unas extrañas criaturas hicieron que mirásemos con recelo a nuestros pies. Temblores aterrizaba en la gran pantalla para convertirse en una de esas películas de culto que tanto nos gustan de la década. Por aquel entonces, un joven Kevin Bacon se enfrentaba, junto a Fred Ward, a una temible bestia que se desplazaba bajo las arenas de un remoto pueblo de Nevada. Evidentemente, las cosas se ponían bastante feas, pero nuestros protagonistas conseguían meter en cintura al animalillo… Hasta hoy.
De base, partiremos de que las cuatro secuelas de Temblores nunca existieron. El declive de la innecesaria saga se iba haciendo cada vez más patente hasta alcanzar un nivel de “cutres” absolutamente lamentable. Sin embargo, hablar de aquella primera entrega de 1990 es una joya que bien merece ser recordada.
Trepidante a más no poder y garantía absoluta de pasar un buen rato. Temblores tiene aires de serie B, pero su mezcla de terror y ciencia ficción funciona a las mil maravillas. Y es que pocas películas merecen tanto ser reivindicadas.