Lo de este tipo es digno de estudio. Mientras todavía estamos paladeando esa obra maestra moderna llamada Pig y en la que el actor se saca su mejor versión, resulta que Nicolas Cage nos asesta uno de esos golpes difíciles de encajar. El inefable intérprete consigue, aunque parezca imposible, firmar la película más loca de su carrera con Prisioneros de Ghostland, una cinta realmente difícil de definir.
En la traicionera frontera de la ciudad de Samurai Town, un ladrón de bancos sin escrúpulos (Nicolas Cage) es liberado de la cárcel por un pudiente señor de la guerra conocido como The Governor (Bill Moseley) para que encuentre a Bernice (Sofia Boutella), su nieta adoptiva, que desaparecido sin dejar rastro. Para garantizar que cumpla su palabra, el ladrón es obligado a llevar puesto un traje de cuero que se autodestruirá en un periodo de cinco días. En su aventura buscará no sólo encontrar a la chica, sino también redimirse de sus pecados.
Prisioneros de Ghostland es tan sumamente loca que nos vuela la cabeza. Y es una pena, por que el arranque resulta más que prometedor. Eso sí, tras los curiosos primeros minutos pronto nos vemos envueltos es un disparate de proporciones épicas y difícil de encajar. Este mismo 28 de enero llega a los cines de España una película que es… Bueno, mejor juzgadla vosotros mismos.