Hay cosas que son francamente difíciles de explicar. Vale que la capacidad de Netflix para generar fenómenos es ilimitada, pero algunas de esas apuestas resultan demasiado pobres como para entender que el público les de su bendición. Algo que está ocurriendo de nuevo estos días con A través de mi ventana.
Raquel lleva toda la vida loca por Ares, su atractivo y misterioso vecino. Lo observa sin ser vista y es que, muy a su pesar, no han intercambiado ni una palabra. Raquel tiene muy claro su objetivo: conseguir que Ares se enamore de ella. Pero ella no es una niña inocente y no está dispuesta a perderlo todo por el camino, y mucho menos a sí misma.
La adaptación de la novela de Ariana Godoy ha conseguido seducir al público adolescente y fans de la obra por todo lo alto. La cinta lleva ya unos cuantos días como una de las más vistas de la plataforma, a pesar de que poco o nada se salva en ella. La historia parece que la llames visto un millón de veces y mucho mejor contada. Para colmo, lo que debería ser un torrente de química entre sus protagonistas se queda en un pobre intento de nada. Sin embargo, A través de mi ventana sigue arrasando. Ver para creer.