Puede que muchos piensen que Bud Spencer ya nació repartiendo mamporros a mano abierta, pero nada más lejos de la realidad. Uno de los actores más queridos de la historia del cine tuvo una vida realmente interesante antes de empezar a dejarse caer por la gran pantalla. Y es que el grandullón llegó a ser olímpico.
Bud Spencer nacía hace en 1929 en Nápoles con el nombre real de Carlo Pedersoli. En los años 50 despuntaba como nadador profesional con un aspecto bastante alejado del que le lanzó a la gloria cinematográfica. Ganador de incontables títulos, Spencer llegaba incluso a participar en las olimpiadas de Helsinki 1942 y Melbourne 1956. Por aquel entonces hacía su primera aparición en la gran pantalla en la mítica “Quo Vadis?”.
Los 70 y los 80 verían su mayor esplendor junto a su compañero de correrías. Después de aquellos días de vino y rosas, el deportista y actor disfrutaba de un merecido retiro que abandonaba esporádicamente para hacer alguna aparición pública. Su buena visión para los negocios le otorgaba una plácida existencia hasta el año 2016, cuando el viejo Bud Spencer nos dejaba para siempre.
Sea como fuere, este Bud Spencer que hoy os mostramos es buen distinto al entrañable tipo que salto a la fama. Inolvidable.