Un estudiante de instituto descubre que es un hombre-lobo. Aunque en un principio su estado le provoca una terrible preocupación, poco a poco irá desarrollando sus nuevas, ágiles y peludas cualidades para ligar con las chicas y ganar al baloncesto. Esto pasaba en el años 1985, llevaba por título Teen Wolf y bien se merece que le dediquemos unas líneas.
Cuando uno piensa en los magníficos años 80 y en todo el cine que nos regalo tan inolvidable década, muchas son las películas que se nos vienen a la mente, pero Teen Wolf no es una de ellas. Puede que por su extravagante argumento la cosa no terminase de cuajar, pero lo cierto es que pocas cintas atesoran tan bien el espíritu de aquel tiempo. El filme es divertido, agradable y tiene un encanto de esos que ya no se encuentran.
Si nos ponemos a contar las escenas emblemáticas de Teen Wolf, nos faltan dedos en las manos. Ese Michael J. Fox es un auténtico icono de unos días en los que el cine estaba empeñado en hacernos felices. No todo fue Regreso al Futuro en la carrera de un actor cuya mirada nos recuerda que un día el cine era rabiosamente original. Algo especial había en una Teen Wolf que bien merece que un lugar de honor entre los nostálgicos de los 80.